¿APAGAN LOS RELATOS DISTÓPICOS LAS UTOPÍAS?
En los últimos tiempos nos abruma la proliferación de relatos distópicos que inundan las pantallas y las librerías de las ciudades. Aunque la narrativa distópica se hace relevante en el siglo XX (George Orwell, Aldous Huxley, Ray Bradbury y José Saramago), ha sido entrado el siglo XXI cuando este “género” se ha instalado definitivamente entre nosotros.Todos reconocemos series y películas de ficción recientes que reproducen un futuro deshumanizado y carente de esperanza: Black Mirror, Los juegos del hambre, Los 100, Humans, El cuento de la criada, Years & Years, El juego del calamar, etc.
El contrapunto utópico
Pero las expresiones distópicas se pueden entender mejor como fruto de una cierta deconstrucción de su opuesta, la utopía. Históricamente, el pensamiento utópico se ha relacionado con la imaginación de un escenario ideal en el que se dibujan aquellos deseos a los que aspiran los seres humanos, individual y colectivamente, para ser más felices o sentirse mejor.